La vida no es más que el espejismo que elegimos seguir ciegamente, intentando ignorar cualquier cosa que escape de aquella ilusión para así no arriesgar la promesa que nuestros padres nos hicieron cuando alguna vez fuimos pequeños: “Sé bueno y Dios abrirá las puertas del cielo para ti” He vivido lo suficiente como para darme cuenta de que Dios es la mayor motivación que existe para el humano, la más pura y verdadera que existe… Pero al mismo tiempo, la más ruin y ciega. Pobres diablos… ¿cómo iban a saber que su Dios había muerto hace tanto ya? ¿Cómo iban a saber que nosotros, al igual que ellos también somos sus hijos?
Friday, May 25, 2018
Toccata de Sangre
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